VENEGAS, SIN REPERCUSIÓN ALGUNA.

Desilusionante es la palabra que se puede calificar a la corrida de ayer, la encerrona de José Carlos Venegas con toros de Guadalmena en Villanueva del Arzobispo.
Para ir a torear seis toros en una encerrona, primero hay que saber a dónde se va y luego ir preparado al cien por cien tanto física como sicológicamente. Este torero, José Carlos Venegas, le pudo más la afición y el querer que la propia realidad, un torero mal aconsejado por los que le están ayudando y llevando en esta carrera. No quiero pensar el daño que este día le va a repercutir a este muchacho en su carrera, y no precisamente para bien. Para estas ocasiones u oportunidades, hay que estar mucho más preparado y saber a lo que vas y te afrentas. Un torero que anduvo toda la tarde muy indeciso a la hora de plantear las faenas de cada toro, y aunque valor tiene pero no es solo esto lo que se necesita, estuvo en todas sus lidias ahogando a los toros sin darle sitio, en muchas ocasiones fuera de gacho y sobre todo y lo peor que nos dio a demostrar ayer este torero, que no tiene mando de mano baja, se aturulla en la cara del toro y no sabe dale tiempo ni buscarle los terrenos a los animales. En definitiva, una firma mal echada en su carrera. Sus asesores han querido empezar la casa por el tejado con este torero, y ahora le va a costar y mucho salir de este trance.

Los toros de esta ganadería (Guadalmena), fueron desiguales tanto en su presentación como en su comportamiento, toros terciados, y aunque salió la corrida noble pero descastada y con las fuerzas muy medidas hasta el punto que salieron toros como el primero totalmente inválidos. Cierto es que el toro que salto al ruedo en cuarto lugar fue un toro de clase, un toro fino de cabos y de hechuras, acarivacado, pero eso no fue motivo para que saliera el mejor con diferencia de toda la tarde, aunque el diestro no supo estar en ningún momento a la altura, excepto en una tanda que se encontró el torero en las manos, que fue tan solo lo único que se vio en toda la tarde.

Y por no olvidarnos y sobre todo que no caiga en el tintero, “desastrosa la presidencia”. En el primer toro se porto la presidencia como un dictador y un mal aficionado a los toros, no devolver un toro totalmente invalido a los corrales, pero lo más desastroso de toda la tarde del palco presidencial, fue su escaso entendimiento a lo que concurre en una corrida de toros, no dejando ver ningún tercio de banderillas en sus dimensiones de que pasen los rehileteros por tres veces al toro, como mandan los cánones y reglamento, y eso sin contar el poco saber de darle los tiempos adecuados a cada momento.

En definitiva, una tarde sin mas pero eso sí, con mucho frio en el coso.