Empiezan a florecer los arboles, sin duda la primavera y el buen tiempo va siendo realidad, es el propio tiempo quien no la ha traído después de un largo y lluvioso invierno. ¿A quién le gusta el mal tiempo?, creo que a casi nadie, tampoco al ganado bravo que pasta en nuestras dehesas españolas. Es esa especie brava que con todo mimo cuida el ser humano, la que nos está esperando en sus dehesas después de este invierno, para darnos de su bravura y contemplar su bella estampa.
Al igual que se nos ha pasado el invierno, ahora junto con el buen tiempo se nos avecina una nueva temporada. Por los medios de comunicación nos enteramos en el día a día, que ferias van siendo rematadas, que ganaderías tiene sus camadas lista o hasta incluso vendidas, o que toreros y plazas han cambiado de apoderados o empresarios.
Cierto es que cada temporada nueva que empieza, todos los taurinos exigimos y queremos más y mejor. Pero yo personalmente voy a ser realista. Mas que cantidad, calidad, eso sin la menor duda, pero ante todo, que el ganado embista más y mejor (no es poco lo que pido), aunque sustos siempre proporciona el toro, pero que en esta temporada, se quede nada más que en esto que menciono, sustos.
No quiero matizar en muchas más cosas, tampoco ponerme por delante de la procesión, pero lo que si digo y quiero publicar a los cuatro vientos, sobre todo y sin reparo alguno, que tengamos todos buena armonía con este sector taurino, sobre todo los que viven y disfrutamos de él, que no nos dejemos llevar por las aguas mansas, porque no son pocos los que por unos intereses o ideologías les importa un pimiento el mundo del toro, llevándolo al mismo a la incertidumbre o la catástrofe, junto con este animal que mueve este mundo, que es el toro bravo.
Y sin más, como se suele decir en el argot taurino: “Que en esta temporada se repartan buenas suertes”.
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