MARIANO CIFUENTES MANDA SU GANADO BRAVO AL MATADERO.

El último adiós a los Coquillas de Cifuentes.

HOY visita la finca 'Encina Hermosa', en Malpartida de Plasencia, el día en que los machos partieron en el camión de la cárnica

El ganadero anuncia su despedida en su blog y envía al matadero a todas sus reses

Han pasado apenas unos minutos desde que el camión partió rumbo a Ciudad Rodrigo. Un corto espacio de tiempo que, sin embargo, se ha hecho interminable, al estar cuajado de nostalgia. En él viajaban más de un centenar de ilusiones, esperanza, trabajo y afición. La misma que ha derrochado durante más de treinta años Mariano Cifuentes quien, a primera hora del lunes, vio partir a todos los machos de su ganadería hacia un destino desalentador: el matadero.

El viernes de la pasada semana hizo pública la noticia en su blog (Los Coquillas de Cifuentes) y rápidamente se extendió por medios de comunicación y redes sociales. Mariano Cifuentes anunciaba el fin de su ganadería debido a la poca viabilidad que le veía, al pertenecer sus reses a uno de los denominados encastes minoritarios, atravesar una crisis importante y una pertinaz sequía.

Las pérdidas económicas se multiplicaban y era el momento de decir adiós a un sueño que durante tres décadas se hizo realidad en la finca 'Encina Hermosa', en el término municipal de Malpartida de Plasencia.

Allí, en una extensión de más de 700 hectáreas próxima a la autovía que une Plasencia y Navalmoral de la Mata, Mariano Cifuentes recibe a HOY cuando acaban de marcharse todos los machos. «No quería que viniesen antes, ha sido un momento muy delicado», se excusa el ganadero que lamenta tener una mala conexión a internet y no haber podido responder a los cientos de mensajes de apoyo y cariño que le han llegado a través de e-mail y Facebook estos días. Muchísimos aficionados han intentado de buscarle soluciones e incluso algunos se han ofrecido para hacer colectas de dinero.

Mucho apoyo de los aficionados pero la llamada del ganadero, interesándose por la compra, o del empresario queriendo adquirir algunos novillos para lidiar en sus plazas no han llegado nunca. «He hecho todo tipo de gestiones porque no pedía dinero, tan solo quería colocar la camada», se lamenta Mariano Cifuentes quien relata la historia de su desde el principio, en una de las dependencias de su museo, ubicado en su casa y en el que se pueden encontrar cientos de recuerdos, desde carteles hasta fotografías pasando por trofeos.

Rememora Mariano Cifuentes sus inicios como novillero, cuna de su afición. «Quise ser matador pero no llegué a debutar en público. Fui consciente de las dificultades y decidí involucrarme en los negocios familiares». Se hizo cargo de una empresa de transportes hasta que en 1979 decidió comprar la finca 'Encina Hermosa'. En un principio comenzó a criar ovejas y vacas mansas pero observó que la rentabilidad era nula y se quiso hacer lo que realmente deseaba: fundar una ganadería de bravo.

Así que, en 1982, consultó con su amigo y paisano, el matador Pedro Martínez 'Pedrés' esta idea y adquirió reses de la ganadería de 'El Raboso'. «Inauguramos la ganadería y la plaza de tientas con un 'mano a mano' entre 'Pedrés' y Julio Aparicio a quién, en un principio, no le gustaron por la poca cara que tenían las vacas pero que se quedó encantado con la embestida», recuerda Mariano Cifuentes.

En un primer momento se hizo con un lote de becerras y poco después 80 vacas con su reata de crías y un semental que, junto a otro que sacó en un tentadero, se convirtieron en los dos pilares de su hierro, dando unos buenos resultados.

Precisamente los descendientes de estos sementales fueron lidiados en novilladas sin caballos en la plaza de Las Ventas. En la primera de sus comparecencias el ganadero tuvo que bajar a los medios a saludar tras el buen juego propiciado por sus erales. En otra, le sacaron a hombros del coso madrileño. Y en Cáceres también se anunciaron sus reses en un festejo con seis actuantes y repitió salida por la puerta grande. «Mis Coquillas me han dado satisfacciones muy importantes», asegura Mariano Cifuentes.

Sin embargo y por desgracia pesan más los disgustos, al menos en los últimos años. Las ganaderías de reses de lidia se han multiplicado en apenas dos décadas y el número de festejos se ha mantenido. El problema es que, al haber tantos animales en el campo, muchos de sus propietarios abaratan los costes con tal de vender sus productos.

Criar un toro puede costar entre 5.000 y 5.500 euros pero hay veedores que los adquieren por unos 600. El año pasado, Mariano Cifuentes apenas vendió nada y por una novillada aún tiene un pagaré para cobrar este mes de abril.

«No puedo seguir sufriendo»

Por si fuese poco, la sequía ha encarecido el precio del pienso y la paja y no hay hierba en el campo para que los animales puedan comer. «He mantenido la ganadería durante 30 años pero ha llegado un momento en el que no vender me ha desmoralizado, porque pienso que no valgo como ganadero. Consigo sacar un producto que embiste pero si no lo pongo en el mercado... La decisión que he tomado es la más oportuna. No puedo seguir sufriendo más», apostilla Mariano Cifuentes, que no puede disimular su enorme tristeza al pronunciar estas palabras.

Comenzó a madurar la decisión a principios de año, al ver también las dificultades que iban a tener los Ayuntamientos para celebrar sus festejos. Su primera idea fue quedarse con las mejores vacas y sementales, pero finalmente optó por llevar todo al matadero. «Me dijo el conductor del camión que últimamente, de cada diez reses que carga, nueve eran bravas, lo que da buena cuenta de la difícil situación». Eso sí, antes ha guardado esperma y embriones que pone a disposición de la administración para que no desaparezca el encaste Coquilla.

Mariano Cifuentes es un enamorado de este encaste y siempre ha criado este tipo de toro. Coquilla es una derivación de Santa Coloma, reses que los matadores rechazan de plano. Hace un siglo todos se encerraban con estos ejemplares, como Joselito en Sevilla. «Hacían gestas que ahora se han perdido», cuenta el ganadero.

Describe al toro de Santa Coloma como un animal que mira mucho y que es listo, por lo que hay que hacerle las cosas muy bien desde el primer momento y tener mucha firmeza frente a ellos para que el novillo vaya a más.

Sin ir más lejos, durante dos años se celebraron en 'Encina Hermosa' las tientas previas al certamen de la Oportunidad de Vistalegre. «En una ocasión estaba el padre de 'El Juli' y teníamos para tentar unas 25 vacas. Cuando íbamos por la mitad me dijo que no hacía falta que siguiésemos porque ya tenían la selección hecha ya que, desde la salida, 'pedían el carnet' y se sabía si el chaval tenía cualidades o no», asevera Mariano Cifuentes que sentencia «es por eso que las figuras huyen».

Cifuentes es pesimista y ve bastante negro el futuro de este encaste, pues apenas se abre el abanico en las ferias. Cree que el aficionado valora la variedad pero que también debe definirse y conocer las características. «Los de Domecq tienen caras enormes y, claro, ven lo de Santa Coloma y piensan que es una birria pero el motor que tiene y la emoción que transmite en los tendidos es distinta a la que transmite un astado de Domecq», argumenta.

Aún quedan en la dehesa las vacas con sus crías, que aguardan sin saberlo un inmediato y triste final. Este es, probablemente, el último reportaje a los Coquilla de Cifuentes y quizás por eso tiene un sabor especial. 'Encina Hermosa' no volverá a ser la misma cuando el camión parta con el resto de animales camino del matadero.

Tampoco viajar hasta Malpartida de Plasencia será lo mismo para Mariano Cifuentes que se queda con el cariño de los aficionados como uno de los mejores recuerdos de estos amargos días. ¿Seguirá con el blog y su perfil de Facebook? «Sí, de momento sí, tengo que darle las gracias a todos y bueno... Esto es como cuando pierdes a un ser querido. Los primeros días no te lo crees y en esa etapa estoy yo. Pero sé que lo asumiré cuando de una vuelta por la finca y vea que de verdad ya no están mis animales», sentencia el ganadero.

'Encina Hermosa' perderá sus sonidos, su encanto, la magia propia de cualquier ganadería de bravo. Se queda triste el campo, llora la dehesa y está de luto la tauromaquia.

Fuente: Hoy.es