TOROS DEL CONDADO S.L

TOROS DEL CONDADO S.L

miércoles, 22 de mayo de 2013

PALABRAS SABIAS DE UN TORERO CON TODA UNA VIDA A SUS ESPALDAS. Digno de leer, comprender y tener en cuenta.

«LA FIESTA TIENE QUE CONVIVIR CON OTRAS PREOCUPACIONES»
 
Sus palabras son dichas con la cabeza y los pies sobre la tierra. ¿Qué el Cordobés está Loco?, jajajajaja, ¡¡reíros, reíros!!
 
Manuel Benítez llevaba un tiempo sin dar señales de vida. Diversas circunstancias coyunturales próximas a la Fiesta en Córdoba han servido como excusa para preguntarse dónde estaba el Quinto Califa. Recluido en su entorno familiar y personal, se ha erigido como un observador de la realidad que le rodea. Uno de los hombres de mayor éxito en la historia de España, identificable en múltiples países de la tierra del toro y leyenda viviente del legado taurino desde los años sesenta, es hoy un hombre sencillo que sigue sacando provecho de las alegrías que le concede el destino. El Cordobés o «El Benítez», como también se le llama, continúa ejerciendo con empatía su condición de torero y de personaje público. Así, no rehuye hacerse fotos con todo aquel que se lo demanda.
Su eterna sonrisa y su mirada pilla y bondadosa continúan iluminando su rostro. Accede a la entrevista con la misma simpatía de siempre en la corrida de toros realizada en una plaza portátil en la capital donde su hijo salió a hombros. Antes de comenzar, regala un abrazo sano que invita a preguntarle por cómo se siente a los 77 años. Cuestión a la que responde con un simple «¡bien, cómo siempre!» y una sonora carcajada. Algo que no es poco, sin duda. Cincuenta años atrás, después de tres temporadas como novillero, un 25 de mayo se dispuso a hacer el paseíllo en el Coso de Los Tejares de la capital cordobesa para emprender un camino como torero. El Córdobés pisó plaza junto a Antonio Bienvenida y José María Montilla. «Palancar», de la ganadería de Samuel Flores, fue la primera pareja de baile de una meteórica carrera. Aquella tarde logró cuatro orejas y un rabo. Su trayectoria personal constituye la banda sonora, la biografía, de uno de los toreros más grandes que ha dado el toreo.
—A punto de cumplir sus bodas de oro, ¿qué recuerda de aquella etapa, de sus inicios?
—Mire, viendo a mi hijo en una portátil, se me viene a la cabeza que yo empecé, como quien dice, en una plaza así. Tengo un recuerdo muy bueno. Fue muy bonito.
—¿Tanto está cambiando la Fiesta como para que se tenga que instalar una portátil para torear?
—Ahora están las cosas muy complicadas. Y uno tiene que seguir andando. Con esta medida, lo que se intenta es hacer afición por parte de los empresarios. Es lo que nos ha tocado.
—¿Se puede decir que es como consecuencia de la crisis?
—La crisis es general, está en todo. Hay empresarios que hacen cosas con cariño. Todo tiene sus problemas y sus batallas, no sólo el toreo.
—¿Cree que se levantará cabeza taurinamente hablando?
—No (Silencio). No. No levanta, no, no. La Fiesta ha llegado a un momento en el que tiene que convivir con otras preocupaciones. La economía en el mundo está mal. La Fiesta taurina está mal. Con todo lo que estamos viendo… ¿Qué ocurre? Que llega un momento en la vida en el que las familias buscan dinero para los hijos, para el matrimonio, para seguir navegando. Para existir.
—¿Entonces?
—Todo esto lo que puede llevar es a que la gente vea o pueda ir a una corrida de toros, pero no busquemos más cosas. Lo primero es poder navegar en nuestros hogares.
—Dicho así, ¿cree que hemos vivido en un mundo irreal?
—No hemos vivido en un mundo irreal lo que creo es que nos han engañado. Los que saben tanto en la vida nos han cogido a los que no sabemos. No nos hemos dado cuenta de que hemos encarado un bache. En cualquier caso, hay que intentar de ésta respetando a todo el mundo. A nadie nos gusta lo que está sucediendo.
—Habla más de la vida que del toreo.
—Es que es un momento desagradable. No nos merecemos lo que nos está ocurriendo. Todo el mundo ha ido apostando en la vida por gatear y gatear y ahora ha llegado un momento que vamos para abajo. Yo tampoco sé por qué estamos llegando hasta aquí.
—Igual, incluso, hasta demasiado antes de lo previsto, ¿no?
—Demasiado rápido y sin gracia. Sin nada, sin saber nada. Nadie nos dice nada de cómo está el mundo. Fíjese, yo, que desde maletilla ya me conozco medio mundo, me pregunto que qué es lo que ocurre. En parte pienso: «¡si peor que yo arranqué, no hay nada!» ¿Y ahora cómo está esto así?
—¿Qué considera que debe de pasar para buscar una solución?
—Tienen que salir ocho o diez monstruos que comiencen a acabar con los moldes. El fútbol rompe por eso. En lo nuestro, el toreo, tienen que salir también.
—¿Dónde se busca a esos monstruos que tienen que levantar el toreo?
—Hay que empezar a dar novilladas. Lo que no podemos pasar es de una plaza de primera y de segunda a ser un matador de toros. Hay que seguir un protocolo. Esto es una escalera. Si nos quedamos ahí atrás, ese intervalo que une una corriente con la otra se queda sin nada. Si no se hace así, no tenemos defensa, no podemos sacar a nadie.
 Fuente: ABC

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